El histórico Mercado de San Miguel, constituye uno de los centros gastronómicos más importantes de la capital madrileña. El edificio, considerado Bien de Interés Cultural, lo encontramos en la plaza de San Miguel, junto a la Plaza del Conde de Miranda. Este mercado construido bajo la dirección de Alfonso Dubé y Díez data del año 1916, y es el único erigido en hierro que se conserva prácticamente intacto en la actualidad.

Arriba, ostras gallegas en Petrossian
Cafetería, charcutería, cervecería, pastelería, pizzería o incluso productos ecológicos son algunos de los componentes básicos de este mercado madrileño. En el interior del mítico edificio se hallan multitud de productos procedentes de distintos puntos geográficos de España. Galicia, Madrid o Andalucía son algunas de las comunidades protagonistas de este espacio culinario, donde la cocina norteña convive junto a la sureña, creando un ambiente heterogéneo y de gran personalidad. 
El mercado está pensado para todos los gustos y paladares. De lo salado a lo dulce o de lo dulce a lo salado, no importa cómo se combine. Podemos degustar desde una sabrosa tapa de atún con anchoas y pimiento, hasta un hojaldre relleno de crema por dentro y cubierto de fresas por fuera. En la variedad está el gusto, y así es como lo demuestra este espacio tan apetitoso.
Precios al alcance de todos
Además, los precios generalmente se adaptan muy bien al público y a todos los bolsillos, ofreciendo un buen producto por un importe muy razonable. Canapés de ahumados a un euro, bocadillos de jamón ibérico por cuatro euros o copas de rebujito por dos.
Arriba vasito de yogurt con frutas naturales por un 1,50 €
Además, los precios generalmente se adaptan muy bien al público y a todos los bolsillos, ofreciendo un buen producto por un importe muy razonable. Canapés de ahumados a un euro, bocadillos de jamón ibérico por cuatro euros o copas de rebujito por dos.
Arriba vasito de yogurt con frutas naturales por un 1,50 €
Arriba paella mixta del puesto Paella y Olé
Primacía de lo natural
Este templo culinario destaca principalmente por la especialización de sus expertos en cada una de las materias. Se trata de verdaderos maestros en la cocina, que conocen la esencia y la naturalidad del producto en cuestión, y que saben transmitir al público el sabor tradicional que cada uno de ellos encierra.
Este templo culinario destaca principalmente por la especialización de sus expertos en cada una de las materias. Se trata de verdaderos maestros en la cocina, que conocen la esencia y la naturalidad del producto en cuestión, y que saben transmitir al público el sabor tradicional que cada uno de ellos encierra.
Por otro lado, la pluralidad del Mercado de San Miguel no se centra exclusivamente en productos nacionales, sino que va más allá del propio territorio español. Italia, Francia o Bélgica destapan también sus encantos gastronómicos, cautivando al público y a sus paladares con verdaderas obras de arte comestibles.
Sin embargo, dicha tradición y pureza tanto de los productos en sí como de las formas de elaboración de los mismos no desaparece al trascender fronteras, sino que se refuerza aún más. Así, degustamos en este mercado el sabor de la verdadera pizza napolitana o el cautivador olor del auténtico chocolate belga. La clave del éxito del Mercado de San Miguel se halla precisamente en esto, ingredientes básicos y técnicas tradicionales que nos transportan a un mundo de costumbres y sabores de los de toda la vida.
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